Publicado el 29 de Julio de 2016
La Maturana blanca es la variedad más antigua de la que se tiene conocimiento escrito en Rioja, pues se cita ya en 1622. Es una variedad que no ha sido localizada en ningún otro lugar y toda la bibliografía histórica señala a La Rioja como su única región de cultivo.
Es una variedad bastante fértil, de racimo pequeño y con una baya elíptica de pequeñas dimensiones. Además ha resultado ser precoz en todas las fases del desarrollo pero presenta el inconveniente de su alta sensibilidad a Botrytis. Sus características enológicas más destacables son su bajo pH y la elevada acidez, con alto contenido en ácido tartárico y baja concentración de potasio.
En la época posterior a la filoxera, la baja productividad de esta variedad la llevó prácticamente hasta su extinción. Pero el Gobierno de la Rioja hizo esfuerzos en su recuperación y se llevaron cabo proyectos para ello. En el año 1995 se plantó en la finca de Viña Ijalba una pequeña plantación de un tercio de hectárea, con 2.000 cepas, de forma experimental. Cinco años más tarde, en el 2000, se cosecharon de esta pequeña viña 1.850 kilos de esta uva de la que se obtuvieron 900 litros de vino, con el que se lanzó al mercado el primer vino de esta variedad después de su recuperación, llamado "Ijalba Blanco".
Esta variedad genera vinos con tonalidad amarillo verdosa y son característicos los aromas afrutados a manzana, plátano y cítricos, junto con notas herbáceas. En boca presenta un paladar ligero pero equilibrado, con buena sensación ácida y persistencia media.
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