Publicado el 05 de Enero de 2017
La zona vitivinícola que actualmente ampara las Denominaciones de Origen “Condado de Huelva” y “Vinagre del Condado de Huelva” se extiende por una amplia comarca situada al sureste de la provincia de Huelva y que limita al norte con la comarca de el Andévalo, al sur con el Océano Atlántico, al este con las provincias de Sevilla y Cádiz y al oeste con la capital onubense.
Estas D.D.O.O. abarcan en la actualidad a 18 términos municipales: Almonte, Beas, Bollullos Par del Condado, Bonares, Chucena, Gibraleón, Hinojos, La Palma del Condado, Lucena del Puerto, Manzanilla, Moguer, Niebla, Palos de la Frontera, Rociana del Condado, San Juan del Puerto, Trigueros, Villalba del Alcor y Villarrasa.
La superficie protegida es de, aproximadamente, 4.065 hectáreas, con una producción anual media de 40 millones de kilos de uva y 32 millones de litros de mosto al año. El numero de viticultores en la zona de producción es, aproximadamente, de 2.402.
La uva Zalema es la estrella de la comarca. Tomó su importancia y auge en el Condado de Huelva al resistir a la plaga de Filoxera que invadió la zona en 1908, así como por su perfecta adaptación al medio allí existente. Es difícil encontrarla fuera de la Península Ibérica debido a las condiciones que necesita para crecer. Se dice que su nombre viene del árabe, Salem, que significa paz y se usa como saludo y signo de cortesía.
Se desarrolla en las llanuras de Huelva en suelos pobres y neutros, donde las heladas no son una preocupación, y donde debido a su buena fertilidad presenta rendimientos muy altos tanto por hectárea en uvas como en mosto, siendo por otro lado un factor negativo desde el punto de vista de la calidad de los mostos obtenidos. No suele ser atacado por el oídio, pero en vendimias tardía puede haber problemas de botrytis.
Debido a su carácter oxidativo, esta variedad es especialmente apta para la crianza, aguantando largas soleras. Los vinos dulces de uva Zalema son vinos semejantes a los finos y amontillados de Jerez, llamados Pálidos y Condado Viejo.
Los vinos obtenidos son ligeros, de un color amarillo pajizo con aromas vegetales y la acidez un poco alta, dejando un regusto amargo final en su paso por boca. Se utiliza tanto para elaborar vinos secos, como espumosos o finos y amontillados.
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