Publicado el 02 de Julio de 2014
El término de desarrollo sostenible, fue acuñado por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo dentro de su informe anual, conocido como informe Bruntland y titulado “Nuestro Futuro Común” (1.987) y tomó un fuerte impulso con la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente celebrada en Río de Janeiro (1.992). Consiste en proponer la tesis de que es posible satisfacer las necesidades de la población actual sin comprometer las de las generaciones futuras realizando una gestión eficiente en la explotación de los recursos naturales y una adecuada organización social.
El término sostenible, es muy aplicable a la agricultura y comienza a sonar con fuerza en el sector del vino, pero ¿cómo aplicar estos conceptos a la viticultura?. Podríamos definir la viticultura sostenible como el modo de llevar a cabo la viticultura de forma coherente con los principios de la sostenibilidad, es decir, un modelo económicamente eficaz, socialmente equitativo y ecológicamente tolerable.
Así el concepto de la viticultura sostenible estará de acorde con tres objetivos fundamentales:
- Conservación de los recursos naturales y protección del medio ambiente
- Viabilidad económica.
- Proteger la salud y seguridad de las personas implicadas en los sistemas de producción.
Llevar a cabo estos objetivos requerirá practicas como minimizar el uso de productos agroquímicos, disminuir los residuos y optimizar los métodos de producción.
Una definición de viticultura sostenible podría ser la siguiente: “Aquélla en que los sistemas productivos permiten obtener beneficio continuo del uso del agua, suelo, recursos genéticos, etc., para satisfacer las necesidades actuales de la población sin destruir los recursos naturales básicos para las generaciones futuras”
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