Publicado el 02 de Enero de 2015
Al reabrirse las fronteras como consecuencia de los tratados de libre comercio con América del Norte y Chile se empezaron a comercializar vinos extranjeros en forma amplia e indiscriminada lo que obligo al cierre de más de cincuenta compañías productoras de vino en México.
El tratado de libre comercio, trajo al país serias desventajas, entre ellas la sustitución de los vinos nacionales, aunque en ese entonces se atribuyo este fracaso al poco apoyo por parte de las autoridades mexicanas, ahora se sabe que la verdadera razón por la que se origino este problema fue que las casas vinícolas mexicanas más que preocuparse por la calidad de vino le daban mayor énfasis al volumen
La situación por la cual el vino mexicano iba en decadencia, cambio a finales de los 80 y principios de los 90 gracias al continuo esfuerzo de un alto número de productores mexicanos dedicados a crear vino mexicano de alta calidad y por otro lado a la segunda oleada de vinos de nuevo mundo que de acuerdo a la Asociación Nacional de Vitivinicultores (2004), estos son los que se producen en lugares que no necesariamente tienen una tradición vitivinícola centenaria de alta calidad.
En la actualidad se reconoce a los californianos, australianos, sudafricanos y chilenos como precursores de los vinos del nuevo milenio en la producción de vinos de calidad a la altura de los países vitivinicultores tradicionales. Con ello, los estereotipos como la denominación de origen y appellations controlées empezaron a ser cuestionadas al demostrarse que estos productos vinícolas podían competir con los buenos vinos españoles, italianos y franceses que aunque no tuvieran características similares poseían la misma calidad en aroma, cuerpo y sabor.
En el caso de México fue hasta la segunda oleada del vino del nuevo mundo que junto con los neozelandeses y argentinos empezaron a expandirse en los principales mercados internacionales. (ANV, 2011). Dicha situación fue posible con el proyecto de Santo Tomas y Monte Xánic ya que fueron estas las primeras vinícolas mexicanas dedicadas a la producción de vino de calidad pues controlaban con estándares internacionales reconocidos por especialistas.
Además el vino Monte Xánic fue impulsado por la élite política de ese tiempo debido a que era este el vino que se bebía en Los Pinos aun así de acuerdo a Poncelis (2003) al vino mexicano le ha costado más de 15 años limpiar su mala imagen y así volver a ser competitivos con los vinos extranjeros.
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