Publicado el 10 de Agosto de 2015
La isla griega de Santorini, localizada al sur del mar Egeo, produce vinos desde hace más de 3.500 años. Cuando la última gran erupción la configuró con su caldera hundida en el mar, la isla se convirtió en uno de los terruños vitícolas más jóvenes de la tierra.
En la región vitivinícola de Santorini crecen variedades de uvas autóctonas extremadamente resistentes que se remontan a la antigüedad. Según los hallazgos arqueológicos en la ciudad prehistórica de Akrotiri, en la isla existían viñedos diecisiete siglos antes del nacimiento de Jesucristo.
Las condiciones para el cultivo de la vid son muy buenas en Santorini. El suelo de la isla es complejo, eminentemente volcánico, lava y piedra pómez, las playas son negras como las de Lanzarote, pero también mezclado con diversas capas de pizarra, caliza y hierro. Y un pequeño detalle: está libre de filoxera. Aquí lo que hay que recordar para entender el vino son dos cosas: viento y sol. Pero su tierra, aunque fértil, es muy escasa. Por ello, la producción es muy pequeña y los viticultores se centran en producir vinos de gran calidad.
Una de las joyas de la corona es una de las variedades autóctonas más destacadas y conocidas en todo el mundo. El vino blanco Asírtiko de Santorini. Raro y distinguido, el vino Asírtiko catado a ciegas da la impresión de que viene de un clima del norte.
El Asírtico de Santorini ofrece un cuerpo denso, fresca acidez y un elevado grado alcohólico, dejando en la boca una sensación marcada por los aromas de los cítricos y una intensa mineralidad. Estas características reflejan el suelo volcánico y árido de Santorini y dan al Asírtiko un " pedigree" reconocido en todo el mundo. Los vinos blancos secos Asírtiko-Santorini pueden ser consumidos jóvenes pero, también, envejecidos. Acompañan perfectamente a la alta cocina, a los platos de pescado, mariscos, ensaladas, así como algunos platos de carne.
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