Publicado el 30 de Septiembre de 2015
Con variedades clásicas y un sabor distintivo derivado de un proceso único, el vino de Madeira se ha hecho famoso, liderando el mercado de todo el mundo.
Su desarrollo comenzó gracias al rico suelo volcánico, el clima benigno y una amplia variedad de cepas traídas de muchos lugares del mundo. Una de las primeras fue la variedad malvasía cándida de la Venecia del siglo XIII, algo muy lógico, ya que esta nación dominaba el mercado del Mediterráneo y operaba por toda Europa. En el siglo XV empezó el cultivo de la uva malvasía de Madeira junto con otras variedades, que pronto se volvieron muy productivas y reconocidas.
Madeira fue una escala para el aprovisionamiento de agua de la flota mercante inglesa, cuyos marinos se iniciaron rápidamente en el comercio de los vinos locales. El vino de Madeira se volvió, entonces, un artículo habitual de las flotas mercantes que navegaban alrededor del mundo. Por azar, algunas barricas de vino de Madeira no vendidas volvieron a su lugar de origen. Los viticultores descubrieron entonces un fenómeno extraño: las altas temperaturas sufridas por los vinos durante el viaje los habían mejorado notablemente. A partir de este instante, se comenzó a experimentar con los vinos, sometiéndolos a un calentamiento ya fuera en hornos o a través de conductos a alta temperatura inmersos en las cubas. Esta práctica continua hasta nuestros días y se denomina "estufagem" (de la palabra portuguesa estufa).
El vino se calienta durante 3 meses a una temperatura de hasta 50ºC. Los tanques estufa ahora están hechos de acero inoxidable y el proceso empieza pronto con los vinos Malvasía y Boal con un proceso controlado de fermentación más prolongada para vinos más secos como Verdelho y Sercial. El otro método tradicional se llama Canteiros, un proceso de añejamiento en el que el vino se almacena en barriles durante periodos de entre 20 y 100 años con calor natural. Estos métodos aún se usan hoy en día.
Las principales zonas de viñedos de los mayores productores de vino están en lugares como Funchal, Estreito, Câmara de Lobos, Ribeira Brava, Caniço, Porto da Cruz, Campanário, São Vicente y Ribeira da Janela. Todos cultivan una gran variedad de uva, como Malvasia, Boal, Verdelho, Tinta (Negra-Mole), Bastardo, Terrantez, Sercial y algunos vinos de mesa como Muscatel de Setúbal. Porto Santo, con su clima más seco, cultiva principalmente Listrão y algunas otras variedades.
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