Publicado el 01 de Junio de 2016
Esta variedad originaria de la región de Burdeos, atacada en 1860 por la filoxera, y casi inexistente en Francia en la actualidad. Gracias a las importaciones de material vegetal realizadas desde Europa a Chile a mediados del siglo XIX, antes de esta plaga, esta variedad se multiplicó en Chile confundida con el merlot y el cabernet franc, de características ampelográficas similares. Chile y el sur de Italia son las dos regiones que poseen actualmente plantaciones de carménère.
Una primera visita de Claude Valat, en 1991, y finalmente el veredicto del ampelógrafo francés Jean Michel Boursiquot, en 1994, determinaron la existencia de esta variedad en Chile, que hoy ha sido aislada en plantaciones puras y es el actual objeto de proyectos de selecciones clonales. La pregunta de la actualidad es si el carménère es realmente el cepaje emblemático de Chile.
Hoy existen en Chile 5807 hectáreas (2002) de carménère puro, y aún algunas plantaciones mezcladas con variedades como merlot. El clima chileno, seco en los meses de madurez, ha permitido una buena adaptación de este cepaje tardío a la viticultura chilena.
Su potencial enológico está en su intenso color, aromas a frutas rojas, tierra húmeda y especias. Si la madurez no es la adecuada, fácilmente se expresan aromas de pimentón verde y rojo, típicos de la variedad. Los vinos son poco ácidos y generalmente están muy bien considerados en mezclas.
Sus aptitudes agronómicas la definen como una variedad medianamente vigorosa, de difícil floración. Su polen es poco efectivo y los filamentos de los estambres son torcidos. Es sensible a la corredura, sus yemas son poco fértiles y la poda larga es recomendada. Los suelos muy fértiles y las zonas frías se deben evitar.
En el aspecto ampelográfico, el carménère se define por sus ápices algodonosos, con hojas nuevas brillantes, de tonos rojizos a anaranjados, y leves reflejos bronce La hoja adulta es de gran tamaño con cinco lóbulos bien marcados, mustia, brillante y orbicular. Los senos laterales pueden presentar, al fondo, un pequeño diente, y el seno peciolar es ligeramente sobrepuesto. Los racimos son medianos y relativamente sueltos, con bayas redondas de piel gruesa. Los sarmientos son de color rojo violáceo, muy característico, al igual que sus hojas senescentes, que se vuelven rojizas en otoño.
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