Publicado el 28 de Abril de 2016
Los hay de contacto, los más comunes, que se introducen en la copa o en la botella una vez abierta. Hasta ahora eran de mercurio por su exactitud, pero al prohibirse su uso (el mercurio es gravemente tóxico), se emplean otros fluidos más inexactos.
Otros termómetros toman la temperatura del vidrio, por lo que no es preciso abrir previamente la botella; tienen el problema de que la temperatura del vino podría no ser la misma que la del vidrio, especialmente si se ha intentado enfriar muy rápidamente. Hasta ahora estos termómetros eran puramente orientativos, pero existen ya en el mercado otros digitales que resultan muy exactos.
Con un poco de práctica, tocando la botella con la palma de la mano y probando un poco de vino podemos saber si está o no a temperatura adecuada. Para prepararse en esta habilidad resulta útil el uso de los termómetros para “calibrar” nuestras sensaciones.
Aquí puedes encontrar termómetros para el vino.
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