Abadía San Quirce, testigo de la historia vitícola de Ribera del Duero

Publicado el 04 de Julio de 2024

¿Nos adentramos en la tradición vitivinícola de Ribera del Duero?

ABADÍA SAN QUIRCE Y LOS TESOROS VITÍCOLAS DE RIBERA DEL DUERO

GUMIEL DE IZÁN (BURGOS)

Me encanta visitar viejos viñedos y descubrir las formas que van adquiriendo sus cepas centenarias con el paso de los años e incluso de los siglos apreciando el poder de la naturaleza que moldea sus brazos a su antojo creando formas imposibles. Pude disfrutar de estas viñas durante mi visita a la Bodega Abadía San Quirce.

Esta bodega fundada en 1998 por la familia Antolín, de origen riojano, junto con un grupo de viticultores y empresarios vinculados a Ribera del Duero estableció desde el principio su seña de identidad: “embotellar la pureza y tradición vitícola que desprende la uva Tempranillo o Tinta Fina en esta reconocida región del vino”.

Tras un complicado trabajo de investigación la bodega eligió los municipios burgaleses de Aranda de Duero y La Aguilera para mostrar la esencia de Ribera del Duero por contar con una larga tradición vitivinícola y atesorar gran número de viñas viejas.

Actualmente Abadía San Quirce cuenta con 21 hectáreas de viñedo propio y controlan otras 80 hectáreas repartidas en distintas parcelas de pequeños viticultores de los pueblos burgaleses de Gumiel de Izán y La Aguilera con la variedad reina de la región: La Tinta Fina

Así nace Abadía San Quirce cuyo nombre fue elegido en homenaje a la Abadía del siglo XI que se encuentra en la finca familiar de la familia Antolín.

En compañía del director gerente, Daniel Aguirre, la enóloga Diana Moreno y su director comercial Diego Cebrián nos dirigimos a visitar los tesoros vitícolas con los que cuenta la bodega.

El paisaje de monte bajo entre espesos pinares y colosales encinas envuelve gran parte de sus viñas que son un testimonio de su rica historia vitícola.

Así ocurre con la parcela Viña Helena uno de los pocos viñedos que sobrevivió a la enfermedad de la filoxera, el diminuto insecto de apenas un milímetro de largo que arrasó la mayor parte del viñedo en Europa a mediados del siglo XIX. Esta magnífica viña plantada en 1919 condensa su esencia en apenas uno o dos racimos de uva por cepa dando vida a su vino Finca Helena elaborado en añadas excepcionales y con una producción a apenas 3.500 botellas.

Elegancia y sutileza son las características predominantes de este vino qure presenta aromas a fruta negra con notas minerales y florales.

Otro de sus tesoros es el viejo viñedo situado a más de 900 metros de altitud que han tenido que vallar debido a la cantidad de corzos que habitan este natural paraje Esta viña da vida al "vino de altura" M9 protagonizado por notas de monte bajo y violetas.

También tuve la oportunidad de visitar la parcela Trasconvento con dos viñas plantadas en 1935 y 1940 cuyo nombre nos indica su ubicación: tras el Convento de San Pedro Regalado.

Desde estas viñas se observa el antiguo sistema llamado “mugrón” por el que multiplicaban el número de cepas sin necesidad de plantar nuevas.

El "mugrón" consiste en enterrar parcialmente uno de los largos sarmientos permitiendo que la parte exterior de este crezca y forme una nueva cepa. Con el tiempo esta nueva cepa se puede separar de la cepa madre y así multiplicar su producción.

Con sus viñas más exclusivas elaboran un vino, todavía sin nombre, que se lanzará próximamente al mercado una vez afinado y envejecido en huevos de hormigón y barricas de roble francés. La añada 2021 promete ser excepcional!!!!

La coqueta y elegante fachada de arquitectura castellana de la bodega construida en piedra y madera nos adentra en las diferentes zonas de elaboración. Descendemos a la zona subterránea donde envejecen sus vinos en barricas y grandes tinos de madera así como los huevos de hormigón que afinan el vino “Tras el convento” que pronto saldrá al mercado.

Nuestra visita concluye en la Sala de Catas, un amplio espacio con vigas de madera, rodeado de columnas y adornado con unas maravillosas vidrieras de colores en el techo. Aquí apreciamos la marcada tipicidad que expresan sus vinos.

Nota de cata:

Abadía San Quirce 6 Meses cuya corta crianza le aporta frescura y sedosidad. Un vino goloso y con un paladar elegante que invita a disfrutarlo.

Abadía San Quirce Crianza muestra más complejidad por la mezcla de dos localidades en sus racimos y algo más de crianza en barrica que le aporta notas especiadas.

Abadía San Quirce Reserva cuya crianza de 15 meses en barrica le aporta notas balsámicas a sus aromas de fruta negra y plantas silvestres.

Por último tuve la oportunidad de catar su Abadía San Quirce Verdejo elaborado en la Denominación de Origen Rueda.y que, por su crianza con lías, adquiere estructura y sapidez.

Ha sido una magnífica experiencia recorrer los viñedos históricos de la región y descubrir sus tradiciones en la amplia diversidad de suelos que alberga Ribera del Duero.

Muchas gracias a todo el equipo de Abadía San Quirce por la hospitalidad brindada y por la magnífica visita que realizamos entre cepas. Me fascinó!!!