Publicado el 23 de Noviembre de 2017
Una vez elegido el vino que vamos a beber, y antes de disfrutarlo, se debe tener muy en cuenta la temperatura a la que se sirve, porque ya sea tinto, blanco o rosado, algunos grados por encima o por debajo de lo recomendable modificarán nuestra percepción de los aromas y sabores.
La temperatura de servicio es distinta a la temperatura de degustación, las copas calentarán algo de vino ya que están a temperatura ambiente (20-25 ºC). En general, se acepta que la temperatura de servicio debe ser unos 2 ºC menos que la temperatura de consumo.
Hay que evitar la tentación de meter el vino en el congelador para que se enfríe rápidamente (o todo lo contrario, acercarlo a un radiador para que se atempere)
Para atemperar el vino, la mejor opción es introducir la botella en un recipiente con agua y hielo durante unos minutos: no solo es lo que menos daña el vino, sino que además es la forma más rápida de enfriarlo. Puedes adquirir cubiteras para el vino aquí.
Temperaturas de consumo recomendadas
Vinos tintos de cuerpo: 12-14 ºC
Vinos tintos ligeros: 9-11 ºC (más cubo isotérmico)
Vinos blancos secos: 8-10 ºC (más cubo con hielo o cubo con placas refrigerantes)
Vinos blancos de cuerpo y dulces: 7-9 ºC (más cubo de hielo)
Espumosos: 5 ºC (más cubo de hielo, lleno de agua y cubitos de hielo)
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