Publicado el 10 de Mayo de 2016
Los científicos, del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), hicieron un seguimiento durante veinte días a diez hombres a los que se pidió que incluyeran una copa diaria en su comida. "Los dividimos en tres grupos: uno ingiriendo vino tinto, otro tinto sin alcohol -ambos con el mismo contenido en polifenoles-, y un tercer grupo de control con igual cantidad de alcohol pero en forma de ginebra", explicó Francisco J. Tinahones, uno de los autores. "Observamos que tanto el vino tinto como el tinto sin alcohol mejoraron la flora intestinal de los voluntarios, incrementando el número de bacterias relacionadas con la protección de determinadas enfermedades, concretamente aumentaron la proporción en heces de bacteroidetes y bifidobacterias, algo que no sucedió con la ginebra".
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